Hace unos años trabajé como monitora de deportes de aventura en Coadecu, Madrid. Hice con ellos varias temporadas de invierno como monitora de esquí tanto en Andorra, como en Madrid.
Esta empresa realizaba entrenamientos para los monitores antes de comenzar la temporada, donde perfeccionábamos la técnica por medio de vídeos y ejercicios de técnica.
Uno de los viaje que hicimos fue a Tignes, estación de esquí de los Alpes Franceses que cuenta con uno de los dominios esquiables más extensos de Francia. Situada en el Departamento de la Saboya y Roine-Alpes, Tignes forma parte con la estación Val d’Isere- del Espace Killy, un dominio con más de 300 kilómetros de pistas de esquí.
El Val d ‘Isère, es un glaciar que hace posible el esquí en cualquier época del año, incluso verano. Quien lo visita, vuelve seguro, por algo dicen que es el lugar más bonito del mundo para esquiar. Verse rodeado de montañas de más de 4000 metros impresiona, pero aún lo hace más lanzarse por pistas como Bellevarde, sede habitual de Copa del Mundo. Sin duda es el paraíso de cualquier aficionado al esquí y una visita muy recomendable.
Una vez en Tignes si quieres subir al glaciar hay que hacerlo en el tren. Es un tren que va por dentro de la montaña y con el que llegas a 3.500 metros de altura.
Este viaje fue en furgoneta desde Madrid, una paliza de 8 horas de coche. Dormimos en un albergue repleto de clubs de esquí, que como nosotras hacían entrenamientos pretemporada (ya que en Madrid no había nieve aún). Compartí habitación de hotel con Macarena, que desde aquel viaje se convirtió en una amiga de las de «para toda la vida». Fue un viaje de muchas risas y a pesar del cansancio por el entrenamiento diario supimos encontrar momentos para visitar la zona e incluso para salir algún día a tomar unas cervezas.