El viaje a Marruecos lo hicimos en unas vacaciones de Semana Santa, Pilar y yo. Cargamos el coche en el ferry, y llegamos a Cheffchaouen donde conocimos a Karim Djilali, un marroquí que trabajaba en la librería de su padre. Se unió con nosotras al viaje y juntos fuimos a Fez a casa de Camilia. De allí a Merzouga ( la puerta del desierto del Sáhara).
Cheffchaouen, un pueblo encantador y difícil de olvidar, con sus casas blancas y puertas azules como las de la imagen. Lo mejor que podéis hacer es caminar sin rumbo fijo por las calles de su medina y disfrutar de sus gentes y de su encanto.
Tras más de 8 horas de coche, llegamos al desierto del Sáhara de noche. Teníamos una excursión con dromedarios contratada y nos tocó hacerla completamente a oscuras, fueron como unas 3 horas con un aire que hacia que se nos llenaran los ojos de tierra. Finalmente como a las 23 horas de la noche, llegamos hasta una pequeña aldea con jaimas donde dormimos en el suelo con un saco. Allí nos prepararon el plato típico Tayyin (carne de camello o de cordero) con arroz y cuscus. Estaba riquísimo!!
Recuerdo muy divertido el momento de después de cenar donde los beréberes, nos amenizaron la estancia con la música bereber, tradicional de las zonas rurales y que varia según las tribus.